Entramos bien, ambiente relativamente agradable. Pedimos jugos, provoleta, y punta de anca. Demora demasiado, la provoleta era una fina capa de queso sin hilar, sobre unas delgadas rodajas de tomate, totalmente líquido el queso, servido en una pequeña bandejita, disparando grasa hasta los bordes de la mesa, o sea, hasta nuestra ropa; quedaron las huellas en los burdos papeles que utilizan como mantel. Por fin llegó la carne, que habíamos pedido muy bien asada; era un corte delgado de un lado y grueso del otro, el delgado más o menos asado, el grueso más o menos crudo; destaco que la carne era bastante tierna, pero sabor no tenía, o sea...nada. El servicio tampoco se salva; no nos trajo las cazuelitas que vimos servir en todas las otras mesas, la provoleta no vino acompañada con nada, tuvimos que pedir una porción de pan. De parrila argentina, solamente el nombre. Los precios muy costosos en relación al servicio, cantidad y calidad. Muchas gracias.