3 /5
Valoración media
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Restaurante ubicado a las afueras de Bogotá, al lado del vivero “Crisálide”, cuya especialidad es la comida mediterránea (diría que es solo italiana pero en la carta del restaurante dice mediterránea). Este restaurante se distingue porque la gran mayoría de la comida que ofrecen es orgánica. El ambiente es muy tranquilo y relajado porque se encuentra en ambiente rodeado de naturaleza. La música es suave lo que permite la charla entre las personas. Los platos están entre 30 mil y 50 mil y las entradas entre 10 mil y 35 mil.Antes de ordenar cualquier plato, nos sirvieron pan con tomate orgánico, pero la verdad esperaba que este tomate tuviera mucho más sabor o al menos fuera más rico que el tomate que se consigue en los supermercados; desgracaidamente en este caso, el tomate era casi insaboro. El pan también lo preparan allá, pero es un pan sin levadura, lo cual no es muy apetecible desde mi gusto. Por lo tanto puedo decir que este aperitivo no fue muy agradable para mi gusto.Después de observar la carta por unos momentos, decidimos ordenar como entrada un plato que se llamaba “bresaola e rugula” el cual consistía en una carne fina de res, madurada, sobre cama de hojas de rúgula orgánica y tajaditas de pera, aderezada con gotas de limón, aceite de oliva y escamas de queso parmesano.La segunda entrada que pedimos fue “melanzane alla milanese” que era crujientes y tiernas tajadas de berenjenas apanadas y fritas. Me atreví a pedir esta entrada dada la preparación que tenía, porque la verdad las berenjenas no me gustan. Al degustar el primer bocado de este plato pude decir que definitivamente la preparación influye totalmente en el sabor de la comida, porque el sabor de esta entrada fue agradable.El plato fuerte que decidí ordenar fue ossobuco el cuál lo sirven con fettuccine en su misma salsa. Puedo decir que estaba muy bien preparado porque estaba muy blandito, con un sabor agradable (para aquellos que les gusta este plato) y la pasta también tenía un sabor muy rico porque como dije lo combinaban ccon la salsa del ossobuco.Como comentario personal, después de comer este plato principal puedo decir que no me gusta el ossobuco. Es la tercera vez que como este plato y no me gusta. Desde mi perspectiva la carne de este plato carece de sabor.Dado que la mayoría de los platos de este restaurante son de origen italiano, decimos pedir un vino. Éste, también era orgánico, tenía un sabor no muy agradable. Aunque no soy experto en vinos, este vino definitivamente no tenía un buen sabor.El servicio es desastroso, duraron 1 hora en traernos el plato principal y ese día que fuimos el restaurante no se encontraba lleno ni siquiera a la mitad.Una de las meseras no fue cuidadosa y al pasar por el lado de nuestra mesa, tumbó el balde donde se encontraba la botella de vino. Afortunadamente no pasó nada más alla de la caida de la botella. Solo fue un susto momentaneo por el golpe del balde en el suelo.El ambiente aunque es interesante porque se encuentra rodeado de naturaleza, presenta muchos mosquitos que molestan a la hora de comer. Esto se me hace bastante incómodo.Algo bien interesante que decía la carta era que si se pedía la mitad de algo, cobraban el 70% de ese algo, es decir, si se pedía media botella de vino, cobraban el 70% de la botella de vino. Esto es simplemente una estrategía del restaurante para que las personas consuman más, dado el costo. No estoy de acuerdo en lo absoluto con esa clase de estrategía que utiliza este restaurante.Es un restaurante italiano pero la variedad de comida no es tan amplia como esperaba.A la salida del restaurante se puede comprar galletas, panes o vinos para llevar, pero dada la experiencia que acabé de describir, decidimos no llevar nada adicional.No volvería a este restaurante.Elpaladardelterrible